El holandés saldrá delante de Hamilton y Bottas en Paul Ricard. Los Mercedes tienen más ritmo. Carlos, sólido quinto con Ferrari. Alonso partirá noveno.
No se fueron del todo las banderas rojas en la clasificación, pero sí lo suficiente como para que en Paul Ricard lograse la pole el piloto más rápido del momento: exhibición de Max Verstappen con varias décimas en la manga para firmar la segunda de la temporada, no lo hacía desde Bahréin, por delante de Hamilton y Bottas. A una distancia prudente, más de décima y media sobre ambos, que no refleja la superioridad de Mercedes en las tandas largas en comparación con el Red Bull. Será una carrera difícil para el neerlandés, la victoria no está ni de lejos asegurada, y necesitará echar mano de su escudero, Sergio Pérez, que sale cuarto en Francia.
Tras los cuatro coches ‘grandes’, otro grande, Carlos Sainz, que firmó quizás su mejor clasificatoria desde que es piloto de Ferrari. No por el quinto puesto, que ya alcanzó en Bakú o mejoró en Mónaco, sino por la sensación de seguridad en una pista complicada, ventosa y cambiante. El madrileño siempre estuvo entre los mejores, mejoró en todos sus intentos y aventajó a su compañero en décima y media, y eso que Leclerc es una buena referencia en estas circunstancias. Clasificó además con la goma intermedia en la Q2, lo que le permitirá empezar la carrera sin una desventaja estratégica flagrante frente a los coches que están fuera del top-10.
Accidentes de Tsunoda y Schumacher
La Q1 tuvo dos banderas rojas, para variar. Una de Tsunoda nada más arrancar y otra de Schumacher que puso fin a la sesión antes de tiempo. El japonés partirá último, el alemán se clasificó para la Q2 (en la que no participó) por primera vez en su carrera gracias a que su propio accidente interrumpió los intentos de Stroll o Raikkonen, entre otros. Ya en la segunda clasificatoria que quedaron Ocon, Vettel, Giovinazzi y Russell.
En cuanto a la carrera de este domingo, se presume incierta. Hay previsión de tormenta veraniega antes de la carrera con un 40% de probabilidad. Aunque no llegue a producirse, la humedad se disparará y las temperaturas bajarán notablemente. Los monoplazas son hipersensibles a estos cambios y puede que los datos recogidos durante el fin de semana por los ingenieros sirvan de poco en plena competición.
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