Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar…

 La llegada de Agustín Canapino a la IndyCar y su participación en las “Indy 500” forman parte de un presente muy especial para el automovilismo argentino en el ámbito internacional.

Tras superar exitosamente la clasificación del fin de semana pasado, Agustín Canapino (Dallara-Chevrolet) se convirtió en el 4º argentino en condiciones de largar las míticas “500 Millas de Indianápolis”. De esta manera, nuestro país volverá a estar representado en el evento del deporte motor más importante del mundo luego de 83 años, desde que el porteño Raúl Riganti (Maserati) fuera el primer piloto en abandonar en la edición de 1940. Y la bandera argentina tendrá más presencia que nunca, ya que el Dallara-Chevrolet del Juncos Hollinger Racing está decorado de celeste y blanco, como homenaje a la Selección Argentina que se coronó campeona en el Mundial de Qatar 2022.

La participación del “Titán” en las “Indy 500” era totalmente impensada hace 6 meses. No sólo por la atípica forma en la que el arrecifeño llegó a la IndyCar sino también por su edad (33 años) y porque se trata de su primera experiencia a tiempo completo en categorías de monopostos. Inesperadamente, Argentina volvió a formar parte del máximo nivel del automovilismo estadounidense, algo que no sucedía desde que Gastón Mazzacane compitió en Champ Car en 2004.

La sorprendentemente veloz adaptación que ha mostrado Canapino en estas 5 primeras fechas de la IndyCar permite ilusionarse con la continuidad del argentino más allá de 2023. Una estabilidad que Argentina sólo tuvo una vez en categorías de monopostos de primer nivel en Estados Unidos. Fue entre 1995 y 1997, cuando Juan Manuel Fangio II corrió en la Champ Car, primero con el PacWest Racing y luego con el All American Racers.

La llegada del “Titán” a la IndyCar forma parte de un presente muy especial para el automovilismo argentino en el ámbito internacional. Se suma al brillante presente de José María López (40) en el Campeonato Mundial FIA de Resistencia (WEC) y al gran proyecto que encarna Franco Colapinto (19) desde su posición de piloto de la FIA Fórmula 3 y de integrante de la Williams Racing Driver Academy, un vínculo que un argentino no tenía con un equipo de Fórmula 1 desde que “Pechito” fuera parte del Renault Driver Development entre 2003 y 2006.

Al igual que Canapino, el cordobés fue responsable de quebrar una racha histórica para Argentina. En su caso fue en las “24 Horas de Le Mans”, una de las 3 carreras que -junto a las “Indy 500” y el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1– forman parte de la “Triple Corona” del automovilismo mundial. En 2021, López logró la 1ª victoria de un argentino en la Sarthe en 63 años, desde que José Froilán González se impuso en 1954 con una Ferrari 375 Plus. Ese mismo año “Pechito” alcanzó su 5º -y por ahora último- Campeonato Mundial FIA: 3 en el WTCC y 2 en el WEC. Una campaña formidable en la que -hace rato- la ilusión del éxito ha dejado de ser la excepción para transformarse en la norma.

Colapinto, por su parte, representa la ilusión más firme de los últimos 15 años para terminar otra racha histórica para Argentina: la de 22 años sin pilotos argentinos en la Fórmula 1. Cuando Gastón Mazzacane (Prost GP) disputó en Imola 2001 la última competencia de un compatriota en la F1, el pilarense todavía no había nacido. En unos años, el talentoso Franco -que ya suma 20 triunfos en su campaña internacional, incluidos un par en la F3- podría poner fin al período más extenso de la historia para Argentina sin pilotos en la “máxima” y convertirse así en la “tercera estrella” argentina en el firmamento del automovilismo mundial. ¿Por qué no ilusionarse entonces con Canapino en las “Indy 500”, López en las “24 Horas de Le Mans” y Colapinto en el GP de Mónaco de F1 en un futuro muy lejano? Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar…

Fotos: Penske Entertainment/Joe Skibinski (portada y Canapino), Prensa WEC (López) y Prensa Van Amersfoort Racing (Colapinto).

Fuente: campeones por Ezequiel Ganem

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